jueves, 25 de agosto de 2016

Olvido

—Oye, ¿sabes? Estuve escuchando de otras personas que no es para nada fácil.

—¿Por qué de entre todas las personas, tú pensarías algo como eso?

—Nunca quisiste escuchar como era debido, por lo tanto, puedo decir que no conoces esa parte de mí.

—O tal vez nunca te encargaste de que la conociera.

—O tú nunca estuviste interesado en preguntar. -sonrío, triste. -Es doloroso, ¿no? Que los minutos pasen y no entender el por qué.

—Yo si lo entiendo.

—Tú crees que lo entiendes. Seguro lo harás dentro de un par de años.

—Que arrogante.

—A veces sueño. Contigo. —hago silencio. —No estás diciéndome nada, no espero que lo hagas, sonríes y tomas mi mano, intentando pecar con mi alma, ella no se opone. —explico, muy tranquila. —Pero cuando despierto solo pienso en que actué mal, en cómo estarás, en que quiero preguntarte cosas.

—¿Por qué no lo haces? ¿Piensas que no corresponde?

—No. Dejé de pensar eso hace días. Creo que sencillamente no es el momento para nada. Tú estás así, y yo estoy así. No quiero hacernos perder el tiempo.

—Pero quiero que lo hagas.

—Aún así, sabes y yo sé que, no puede ser. No ahora, no sé cuando, eso no me importa ahora. En realidad, te invité a mi inconsciente hoy por que quería confesarte algo.

—¿Más confesiones?

—Entendí el por qué de ese momento. El por qué de mis acciones inverosímiles. Te sigo extrañando.
Él no dice nada, se queda callado, parece que le duelen mis palabras. Yo vuelvo a sonreírle.

—Pero, tristemente, estoy dispuesta a que eso deje de ser así, tan solo con tiempo. —me levanto de la silla, y le hago una pequeña reverencia. —Gracias por haber venido. Ya no volverá a pasar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario